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Celos sanos o neuróticos

2015-03-31 | Artículos

Todos en algún momento de nuestra vida hemos sentido esa punzada en el centro de nuestro cuerpo: los celos, que pone en alerta nuestra desconfianza y nuestro miedo al abandono. Y esto es algo natural. Es humano tener celos. El problema está, no “cuando tenemos celos” sino “cuando los celos nos tienen a nosotros”. Es decir, cuando nuestra visión únicamente ve señales de que la otra persona nos engaña.

Es importante, saber diferenciar cuando estamos ante unos celos “sanos” donde significa que la persona nos importa de verdad y no queremos perderla; de unos celos “neuróticos” donde la obsesión y la distorsión reinan en nuestro interior.

Los celos “sanos” se activan en intensidad baja o media y son momentáneos. No es una sensación frecuente ni que nos acompañe en multitud de ocasiones, si no en situaciones puntuales. Una buena comunicación con la otra persona, ser tolerante, existir compromiso y fomentar la complicidad son aliados para poder manejar estas pequeñas situaciones que se dan en la vida cotidiana. Suele bastar con una comunicación y escucha genuina, donde se expresen sentimientos de miedo, para que volvamos a sentirnos en equilibrio.

Los celos neuróticos se activan en intensidad alta o muy alta. Son una constante en nuestra vida y un reflejo de una actitud posesiva que alteran nuestro cuerpo (temblores, nerviosísimo, diarrea, pinchazos en el estómago, dificultad para respirar, mareos). Pequeños detalles pueden provocar grandes reacciones, por ejemplo: tardar en abrir la puerta, ver que coge el teléfono con prisa, cambiarse de ropa, ducharse o depilarse…; porque se están entendiendo como señales de engaño. Esto provoca una ambiente tenso y de amenaza que facilita que la persona que recibe los celos, reaccione a la defensiva, al ataque o insegura potenciando así los argumentos del celoso. En estos casos, frecuentemente es necesario una ayuda externa para aprender a manejar esos sentimientos, ya que son fuertes y con pensamientos obsesivos.

En sesión, es muy frecuente ver casos de celos neuróticos. Cuando en sesión trabajamos mis pacientes y yo, buscando más allá de la conducta aparente, se observan como las experiencias vividas en el pasado, la educación que hemos recibido, las inseguridades propias, los prejuicios  y los temores proyectados en el futuro; suelen ser, con mayor frecuencia, las raíces de unos celos patológicos. Trabajar con las fantasías en consulta, aprender a mejorar la comunicación, aprender a ser los primeros en no abandonarnos en lugar de pedirlo fuera, asumir lo sucedido en nuestra historia como parte del pasado aprendiendo que el futuro no tiene porqué ser igual… ayuda a sentirse más flexible, reafirmados en nuestra propia seguridad y más cercanos a la otra persona, con menor sensación de peligro.

El sufrimiento emocional en casos de celos es enorme, tanto para quién los sufre como para quién los recibe. Alteran sus vidas, su forma de ser, sus formas de percibir el exterior, existe una infelicidad que empieza a teñir todas las áreas de su vida, físicamente hay sobre carga del sistema nervioso con las consecuencias que ello tiene (problemas de concentración, despistes, bajada del sistema inmune, inapetencia sexual), con tremendo miedo que puede facilitar llegar a cometer actos violentos o de invasión, problemas sociales, laborales… Por ello, es importante conocer que es posible una ayuda, son problemas que se pueden solucionar con tu ayuda y alguien externo al problema, mejorando así tu calidad de vida y bienestar personal.

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Mov: 660 49 17 20
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