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En un segundo

2016-09-08 | Artículos

En un coche, en tu casa, en una tienda, en la playa o en un concierto… Sólo hace falta un segundo para que, algo que suponías que era inmutable, cambie.. Basta un segundo para que tu vida cambie, tu persona cambie, tu forma de comportarte cambie,… un segundo para empezar a vivir otra vida. Tú vida de forma diferente.

Parte del sufrimiento, nace de los apegos. Tenemos apegos a nuestra forma de ser, a nuestras creencias, a nuestro estado físico, a nuestro habla, a nuestro nivel de vida, a nuestro ego, a nuestro coche, a nuestro trabajo, a nuestra inteligencia… ¿Y si en un segundo, viéramos que todo a lo que tuviéramos estima ahora pertenece a nuestro pasado? Un shock.

Nos enseñan a pesar en el futuro, a planificar, a agradar a la gente, a ser trabajador, a pensar en los problemas, a tener preocupaciones, a ser guapos, a tener la casa limpia, a imaginar en lo que pasaría si no tuviéramos aquello que YA tenemos; una vida que se rige por la mente, con estados mentales de ansiedad, miedo e ira.

¡VIVIR! ¿Nos enseñan a vivir?, ¿vivir el momento?, ¿vivir ahora?, ¿a no pensar?, ¿a sentir?, ¿a sentirte agradecido/a?, ¿a vivir en paz? . Vive el momento, respira, vete al campo, a la playa, corre, grita, conduce, lee, estírate, lávate la cara, canta, haz aquello que más te guste, no lo pospongas

La mayoría de los problemas que tenemos o son parte de nuestra mente, “imaginando que…” o son parte del futuro, y con el futuro nunca se sabe. Yo llevaba, en mi agenda, apuntado todo, hasta los conciertos, pero nunca imagine que después de aquel concierto vendría algo tan sorprendente… “como no lo llevaba anotado en mi agenda...”

8 de agosto de 2015, en un concierto. En un segundo, no pude gritar “¡otra, otra, otra!”, como lo hacían todo el público, pidiéndoles una canción más. Me gire a mi pareja, me vio con la comisura del labio derecho caída. Con tranquilidad poco a poco, salimos del concierto, mientras mi brazo derecho se caía súbitamente a mi cadera, ya no obedecía mis órdenes. Llegamos a la ambulancia. Subí la escalera arrastrando mi pierna derecha, tampoco acataba ya mis mandatos. Sin yo saberlo, en unos poco segundos, era hemipléjica derecha y tenía afasia motora. Me estaba dando un derrame cerebral. Se acabo el hablar, el leer, el escribir, el deletrear, el concepto de los colores, de los números, el nombre de las cosas, las operaciones de cálculo básico, andar, nadar, conducir, la vida independiente, mi trabajo, escribir, … y mucho más. Un segundo para ser una mujer distinta.

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Mov: 660 49 17 20
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