Facebook

Me resisto a conocerme

2015-02-16 | Artículos

Son muchos los casos que vienen a terapia demandado una ayuda para salir del bucle en el que se encuentran metidos (atracones de comida, desanimo, discusiones familiares, sin trabajo ni ganas de buscarlo, estrés, falta de voluntad...). Es muy frecuente ver en estas personas, una dificultad para mirarse el interior y descubrir aquello de ellos mismos que les molesta.

Los mecanismos que ponemos en marcha cada uno de nosotros para evitar conocer aquello de nosotros mismos que nos incomoda, se llaman resistencias. Actuamos justificándonos o echando culpas fuera sobre lo que nos ocurre, sin poder flexibilizar nuestra mente, para descubrir que en nosotros muchas veces hay resistencias a querer cambiar (a pesar de sentir un alto nivel de sufrimiento). Y esto, ¿cómo puede ser posible?, ¿somos masocas?, la respuesta es no.  Las resistencias tienen multitud de formas diferentes y cada una de ellas tiene un fin en sí mismo, es decir, sirven para algo. Obtenemos un beneficio, por eso están ahí. Por ejemplo:

- Resistencia no siento ni percibo. La persona se “anestesia” como defensa ante el dolor, así cree que no sufrirá, por tanto inhibe la percepción de emociones dolorosas. Y en efecto, hay una parte de si mismo que no capta el dolor (no por ello, significa que no está; pero está anestesiada la percepción). Cuando nos anestesiamos, también pagamos un precio y es que también disminuye la sensación de  placer.

- Resistencia de vivir el aquí y el ahora. La persona piensa y vive en el pasado 8con quejas) o el futuro (con miedos y proyecciones) para así evitar el aquí y ahora. El ahora es lo que nos da conciencia de uno mismo, permitiéndonos la oportunidad de poder hacer cambios hacia algo más saludable si lo deseamos. Pero si tenemos miedo, podemos desarrollar una resistencia que nos haga evitar ver lo que hacemos en el presente, así nos protege del miedo al cambio y nuestro bucle continuará.

- Resistencia a cambiar o flexibilizar lo que nos han dicho y hemos aprendido a lo largo de la vida. Tenemos ideas fijas sobre cómo deben ser las cosas, cómo debemos ser nosotros, cómo debemos comer, cómo deben de actuar aquellos que nos quieren... y esas ideas en muchas ocasiones las mantenemos como reales, fijas y absolutas para todas las situaciones. Muchos de estos aprendizajes son útiles todavía a día de hoy, pero otros sin embargo se han quedado obsoletos. Una de las resistencias consiste en seguir haciendo aquello que se nos dijo “debía” hacerse así, sin hacer modificaciones. Esto nos evita una vez más el cambio que nos puede dar miedo o quizás tristeza si somos de los que tenemos unos esquemas mentales muy idílicos de la vida y resulta que la vida no es un cuento. O quizás sintamos inseguridad si empezamos a romper nuestras ideas de que en la vida hay que currarse las cosas siempre para salir adelante, porque nos hemos creído que sólo somos buenos trabajando, ayudando y sacrificándonos.

- Resistencias para evitar la acción. En lugar de utilizar la energía que tenemos para hacer cambios hacia afuera, la volvemos contra nosotros. Son los casos de personas con atracones de comida, que se callan todo, se arrancan el pelo o se rascan sin cesar.... En este caso, toda la energía se va a utilizar para bloquear expresar lo que necesito, así puedo evitar hacer daño a alguien que quiero, romper la idea de positiva que los demás tienen de mí, no molestar...

- Resistencia a la valoración. La persona desvaloriza cuando llega a una meta, minimiza el hecho de conseguirlo, en lugar de celebrar su paso, sea del tamaño que sea. Así, es la forma en la que uno abandona con rapidez las metas a largo plazo, porque las metas cortas de las que se compone no tienen valor. Con esta resistencia por ejemplo se evita ser independiente. Aquí se pone en marcha muchas veces el miedo a valerse uno por sí mismo. Mientras no termine una carrera, una dieta, un proyecto, ... puedo mostrarme mal y ser dependiente (emocional, económico, físico...) por no conseguir cumplir con lo que quiero.

- Resistencia a soltar, retirarse, alejarse de algo o alguien. Es la dificultad de terminar algo y no vivir la experiencia de encontrarse solo. De esta forma siempre estas unido a una persona, a una seguridad, a un asunto pendiente que te da la “justificación” para seguir viviendo o actuando como lo haces hasta ahora.

Como puedes ver (si te has dejado sentir lo que has ido leyendo)  estas resistencias están en cada uno de nosotros y la mayoría de las veces son inconscientes. Es natural que existan pues tenemos miedos e inseguridades que nuestro organismo tiende a equilibrar (a veces de forma que impide el crecimiento) para sentirnos más seguro. Muchas veces, sólo con una buena terapia, es posible descubrir cada una de estas resistencias.


Es una bonita aventura atreverse a bucear por el interior de uno mismo. Uno descubrirá preciosos colares, pececillos de colores, zonas áridas donde solo habrá arena, zonas de oscuridad, restos de naufragios antiguos, antigüedades milenarias que viene de nuestra familia de origen, brotes de nuevos seres a punto de nacer, algas nutritivas, plancton, seres enormes y seres pequeño... un mundo interior tan bello y rico, como el de cualquier de nosotros.
 

Contacto

Tel: 952 80 54 28
Mov: 660 49 17 20
Email: info@terapiainterior.com
© 2013 YOLANDA DOMINGUEZ BALLESTEROS. Todos los derechos reservados.
Centro con autorización sanitaria
NICA 42.653

¿Alguna Consulta?

Se necesita un valor.
Se necesita un valor.Formato no válido.
Acepto el aviso legal. Debe aceptar.