Las relaciones de pareja son cosa de dos. Nos unimos libremente con la intención de ser más dichosos y compartir momentos buenos. Es un “extra” en nuestras relaciones sociales y con nosotros mismos, donde buscamos ser un poquito más felices. No están para sufrir o sentirnos desgraciados/as. Pero a veces esto no resulta tan sencillo. Nos excusamos en la falta de tiempo, en que uno es como es, en que yo lo hago bien y el otro mal, en que el otro/a “debería” ser o actuar de otra manera, tenemos pereza de cuidar la relación, nos acomodamos, nos excusamos, nos defendemos, atacamos… y acabamos no dando la energía ni teniendo la actitud necesaria para que la relación se mantenga viva y fuerte.